jueves, 5 de abril de 2012

Jueves santo


El Jueves Santo recordamos la cena muy especial en que Jesús se reunió con sus apóstoles para celebrar la Pascua, una fiesta muy importante para el pueblo judío.

Al finalizar la cena, Jesús tomó un pan y un cáliz con vino. Diciendo: “Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo que será entregado por vosotros”. “Tomad y bebed todos de él, porque este es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la Alianza nueva y eterna que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados.” Después les dijo a sus apóstoles: “Haced esto en memoria mía”. En este momento queda instituido el Sacramento de la Eucaristía. Esta es la primera misa que se celebró. Ahora son los sacerdotes y Obispos los que consagran el pan y el vino, y celebran la misa.

El Sacramento de la Eucaristía es el sacramento por excelencia, porque bajo las especies de pan y vino, se encuentra la presencia real de Cristo, de su Cuerpo y de Su Sangre.

Es el sacramento del amor de Cristo, ya que Él quiso quedarse de manera permanente con nosotros, instituye el sacramento y se queda con nosotros en el Sagrario. Cristo quiere que lo visitemos cada vez que podamos en el Sagrario.

En estas visitas a Jesús debemos decirle lo mucho que lo amamos, agradecerle todo lo que nos ha dado, adorarle por ser nuestro Dios y Salvador, y pedirle por los demás y por nuestras necesidades. 

En la Última Cena Jesús nos deja un nuevo mandamiento: amaos unos a otros como Yo os he amado. Si hacemos esto, estamos cumpliendo con el deseo de Jesús y así somos sus amigos.





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